Plegarias Nocturnas by Santiago Gamboa

Plegarias Nocturnas by Santiago Gamboa

autor:Santiago Gamboa
La lengua: spa
Format: epub
Tags: prose_contemporary
ISBN: 9788439725572
editor: www.papyrefb2.net


3

MONÓLOGOS DE INTER-NETA

En esta historia de desdoblamientos y sueños, tampoco seré yo. ¿Y qué personalidad rimbombante e histriónica adoptarás en esta ocasión, chère Inter-neta? Espera, no te impacientes tanto, recuerda lo que escribió Rimbaud, tú adorado poeta de Adén y Harar.

Je est un autre.

Mi nombre es Bella y estoy soñando. Sueño y sueño y mientras lo hago prefiero charlar, contar lo que veo en mi mente y perseguir imágenes, que también son palabras y a veces olores o miedos. Es lo que tengo en la cabeza, que equivale a decir: lo que tengo en el corazón.

Ya dije que mi nombre es Bella o Beja o incluso Belha, según el lugar en el que esté, ya que el vasto mundo es mi lecho. ¿Quién soy? Vamos por partes. Fui desflorada por primera vez —ya explicaré en su debido momento esto de «primera vez»— en un concierto de Guns N’ Roses, en la parte trasera de una camioneta repartidora de leche (olía a leche), por un hombre cuya boca expelía un fuerte aroma a cebolla cruda y salchichón y que, por cierto, estaba tan ebrio y probablemente drogado como yo, nada muy fuerte ni que se inyecte en las venas, ya me van conociendo, adoro a los hombres pero odio las agujas.

Oh, dios, fue una aguja la que inició esta larga historia, este despropósito o extraño ir y venir que es mi vida, ustedes deben saber mi historia, es muy popular entre los niños, veamos, ¿cómo era? Había unas hadas buenas y una mala, y por supuesto una maldición: me pincharía el dedo a los dieciséis años con la punta de una rueca y quedaría dormida hasta que un príncipe me diera un beso, la historia es más o menos así y lo del príncipe es lo mejor, lo más gracioso. En realidad me despierto con el deseo de cualquiera que me roce la piel o me hable al oído (no es necesario que sea un príncipe, ya no existen príncipes), me despierto y muero de ansia: la flor que respira dentro de mí, su punzada retráctil o ese parecido que las mujeres tenemos con la Virgen al nacer —nuestro destino es perder ese parecido—, se reconstruye con el sueño, los tejidos vuelven a unirse, la membrana renace y ahí estoy yo, con los ojos muy abiertos (wide open), despierta y deseosa, ay, dios, el mundo tiembla, el universo se convierte en gelatina cada vez que a una mujer la asalta el deseo que yo siento, un rayo que baja por mi espina dorsal y se aloja entre mis muslos y nalgas, y no me queda más remedio que dejar ese lecho en el que he yacido por días y noches, mientras se opera el milagro de la reconstrucción, y salir al mundo.

La última vez el desfloramiento fue intenso, con uno de los médicos de la clínica en la que desperté después de un letargo de veintidós semanas. Ignoro cuál sería su rango o condición —podría decir que era anestesista, pues no



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.